Viajes a través del agua y la tierra: Soluciones de movilidad resiliente y su relación con la conservación de la biodiversidad y los ecosistemas del Consejo Comunitario Bocas del Atrato, Turbo, Colombia.
Investigadoras: Natasha Álvarez Vélez  |  Arquitecta, Karla Gutiérrez Solano  |  Ingeniera Ambiental, Emiliana Marín Restrepo  |  Ingeniera Ambiental.
Natasha Álvarez Vélez Arquitecta de la Universidad Nacional de Colombia, actualmente cursa la maestría en Procesos Urbanos y Ambientales de la Universidad EAFIT, Medellín, Colombia. Cuenta con más de siete años de experiencia en el diseño y desarrollo de proyectos que integran funcionalidad, estética y sensibilidad ambiental. Su trabajo se ha orientado hacia el paisajismo, la planificación urbana y territorial, incorporando la biodiversidad y los ecosistemas como elementos centrales en la configuración del espacio. Concibe la naturaleza como un eje esencial en la experiencia y la identidad de los lugares. Su visión multiescalar busca generar soluciones sostenibles y humanas, capaces de dialogar con el contexto, resaltar el carácter único de cada proyecto e impulsar procesos colaborativos que fortalezcan la relación entre paisaje, territorio y comunidad.
Karla Gutiérrez Solano Ingeniera en Gestión Ambiental de la Universidad Nacional de Costa Rica (UNA). Posee un diplomado en Energía, Cambio Climático y Desarrollo Sostenible de la Universidad para la Paz (UPEACE). Cuenta con 6 años de experiencia en consultorías técnicas de investigación, diseños de diagnóstico, gestión y análisis de datos, así como coordinación con contrapartes a nivel nacional e internacional. Actualmente, cursa la maestría en Procesos Urbanos y Ambientales de la Universidad EAFIT, Medellín, Colombia. Ha participado en congresos sobre sostenibilidad urbana y fue facilitadora en colectivos relacionados a la movilidad urbana. Sus principales áreas de trabajo e interés incluyen el desarrollo urbano sostenible, movilidad y transporte, espacio público y cambio climático. 
Emiliana Marín Restrepo Ingeniera Ambiental de la Universidad de Medellín con cuatro años de trayectoria en la gestión de proyectos enfocados en la sostenibilidad. Su experiencia abarca desde la evaluación de trámites de licenciamiento ambiental hasta la implementación de iniciativas orientadas a la restauración, conservación, uso sostenible y recuperación de áreas afectadas. También con participación en proyectos de economía circular en contextos urbanos y rurales, así como en el impulso de energías renovables en Zonas No Interconectadas (ZNI). Cuenta con experiencia en consultoría ambiental para entidades públicas y privadas, formulando y ejecutando proyectos enmarcados en la Asignación para la Inversión Local en Ambiente y Desarrollo Sostenible. Se destaca por liderar y ejecutar proyectos orientados a la gestión sostenible y a la solución integral de problemáticas socioambientales.
¿A qué sector o ecosistema ayuda tu idea o proyecto?
Cuenca del Río Atrato (Humedal). En la sentencia colombiana T-622 reconoce al río Atrato (junto con su cuenca y afluentes) como sujeto de derechos (ente vivo con derecho propias) y ordena al Estado, de manera conjunta con las comunidades étnicas ribereñas, a garantizar su protección, conservación, mantenimiento y restauración.
¿Qué problema aborda tu proyecto?
El problema central es la transformación en las dinámicas de movilidad, tanto a escala local como regional, que impactan el equilibrio socioecológico del asentamiento en Bocas del Atrato, favoreciendo procesos de pérdida de biodiversidad y el debilitamiento de la identidad anfibia. De esta se desprenden cuatro tensionantes o retos que sustentan la base analítica de este estudio: (1) Transformaciones de la arquitectura vernácula en la movilidad interna: En la década de los 2000, se empezó a dar el reemplazo de los puentes o caminos palafíticos tradicionales de mangle por rellenos de tierra extraída del río para elevar el nivel suelo y facilitar el desplazamiento en temporadas de aguas altas. La remoción de estos puentes respondió a su baja resistencia, alto requerimiento de mantenimiento, limitada durabilidad y estrechez. La práctica actual, ejecutada manualmente desde las orillas, ha mejorado accesos puntuales, pero altera el flujo hídrico, la geomorfología de los canales y los ecosistemas asociados; además, conlleva altos costos, frecuentemente afrontados mediante trabajo colectivo. Al realizarse de forma empírica y sin criterios técnicos, genera accesos irregulares, pantanos y encharcamientos que dificultan la circulación a pie. Los pocos caminos palafíticos remanentes, hoy inestables y en deterioro, sirven sobre todo para conectar muelles y un antiguo sendero turístico, afectando también la posible experiencia del visitante en un contexto de impulso al ecoturismo. 
(2) Estructura de gobernanza no fortalecida. La gobernanza presenta debilidades que limitan la coordinación de la movilidad y la gestión ambiental. Aunque existen lazos solidarios y prácticas de cooperación, no hay un modelo colaborativo que organice el transporte fluvial, formalice el control de velocidades de embarcaciones externas o establezca un esquema robusto de protección del mangle (especie emblemática del territorio). Fortalecer un esquema colectivo permitiría alinear actores, consolidar alianzas externas, diversificar servicios y mejorar infraestructura y movilidad, incrementando la sostenibilidad y competitividad del territorio. 
(3) Vacíos y retos en el campo de estudio. La movilidad cotidiana en regiones rurales y anfibias sigue siendo un ámbito poco estudiado de la investigación . A ello se suma la ausencia de geodatabases actualizadas sobre geografía social y ecología local, que limita la planificación y la toma de decisiones. Las prácticas ancestrales de movilidad y conexión comunitaria permanecen poco reconocidas , mientras que los enfoques urbanos de transporte, aunque ampliamente estudiados, resultan poco transferibles a territorios rurales, biodiversos y culturalmente diferenciados. En el plano normativo, persiste la invisibilización del transporte fluvial frente a lo terrestre y la priorización de la “formalidad”, en detrimento del transporte popular o comunitario. Asimismo, esta normativa sigue evidenciando vacíos en la articulación entre estos dos componentes (movilidad y biodiversidad), tomando en consideración que la biodiversidad en los ecosistemas ribereños mantiene un vínculo intrínseco con las diferentes actividades, costumbres y formas de vida de las personas. 
(4) La pérdida de la cultura anfibia. Sintetiza las 3 tensiones descritas previamente. La sustitución de puentes palafíticos por rellenos (medida adaptativa de corto plazo) reconfigura la movilidad y la vida cotidiana sin fortalecer el vínculo histórico con el agua. La priorización estatal de carreteras sobre ríos desestima al agua como infraestructura de transporte y como soporte alimentario, recreativo y comunitario. A ello se suma una organización comunitaria poco fortalecida que dificulta la sostenibilidad de arreglos colectivos, fragmenta la conservación y obstaculiza la transmisión intergeneracional de valores. La escasa investigación y visibilización reduce el reconocimiento del valor cultural y ecológico de este tipo de territorios, debilitando los incentivos sociales para preservar prácticas anfibias. En conjunto, estas dinámicas aceleran el desarraigo de la identidad anfibia y comprometen la continuidad de formas de vida compatibles con los ecosistemas ribereños.
¿Cómo tu proyecto soluciona el problema identificado?
En Bocas del Atrato, por su ubicación estratégica en el Chocó biogeográfico, la confluencia de riqueza natural y diversidad sociocultural convierte esta zona en un escenario privilegiado y, a la vez, en una oportunidad única para consolidarse como laboratorio vivo. De esta manera, nuestra investigación reconoce y visibiliza las dinámicas particulares de desplazamiento terrestre y fluvial, en la que el agua actúa como infraestructura natural de transporte y, además, como fuente de alimento, espacio de recreación, ecosistema de alto valor biológico y de lugar de encuentro comunitario. Pese a su relevancia, este tema sigue siendo poco estudiado, lo que subraya la pertinencia de este trabajo y su potencial de escalamiento. Para ello, se tienen 3 objetivos principales: 
1.Realizar una lectura integral de las dinámicas de movilidad anfibia, así como su relación con los sistemas socioecológicos en el territorio. 
2.Plantear escenarios colaborativos para la formulación de imaginarios de soluciones de movilidad anfibia. 
3.Articular el conocimiento técnico con los saberes locales para la consolidación de acciones sostenibles, adaptables, accesibles y culturalmente apropiadas. 
Para finales del 2025 esperamos culminar cuatro resultados clave: -Interpretación y caracterización de los conocimientos comunitarios sobre movilidad anfibia 
- Identificación de una red de actores locales para la apropiación comunitaria de los conocimientos. 
- Caracterización de determinantes físicos, biológicos y ecosistémicos y su relación con la movilidad. 
- Producto final: Diseño de una Guía comunitaria de Soluciones de Movilidad Resiliente en Territorios Rurales-Anfibios (Guía SmR), que integre medidas infraestructurales de movilidad, restauración ecológica y modelos de gobernanza. 
Nota: Para la fase de implementación de estas soluciones propuestas se está en busca activa de financiación (parcial o completa), espacios de difusión (publicaciones, foros, conversatorios) o alianzas con iniciativas o actores estratégicos.
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